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La anécdota de un evento en el que las mujeres fuimos su propósito


A esta entrada del blog le llamo

LA ANÉCDOTA DE UN EVENTO EN EL QUE LAS MUJERES FUIMOS SU PROPÓSITO


¡Ay, si es que te digo! A mí de cuanta cosa me pasa.


¿Te acuerdas de lo mucho que fastidié con el outfit ese que, según esta que está aquí, fue amor a primera vista? Pues te diré que terminé por donárselo a Zulmarie, para que se lo pusiera el día de la presentación de su primera novela de autoayuda basada en el emprendimiento personal para la mujer —Si no tienes idea de lo que te estoy hablando, corre a leer la entrada anterior, y luego vuelves y te das la vuelta por aquí, pero bien informadita, para que lo que te siga contando en las próximas líneas te haga sentido.


¡Bueno, pero no te enojes…!


Lo que pasó fue que, fíjate tú que casualidad, durante esos días la tierra me tragó y me escupió en la costita esa de Tulum, y qué tú te creías que yo iba a hacer.


Ay, no me vengas con brincos. Mira que si fuera otra no me aseguraba de ponerme al día acerca de todo lo que aconteció en la actividad para contártelo en esta entrada. Gozosa y con lujo de detalles, porque yo soy de las que celebran el triunfo ajeno, ya que:


“Cuando una de nosotras tiene su momento de luz, algo mágico ocurre a nuestro alrededor que todas terminamos brillando para destellar pura solidaridad femenina”.

Y este fue el caso del evento de mi amiga, en el que las mujeres fuimos su propósito.


A lo que iba

Mi querida amiga, la Dra. Zulmarie Rivera, hizo su entrada triunfal el pasado 21 de abril al lugar —Sí, sé que estoy escribiendo esta entrada con un mes de retraso; pero en la vida hay retrasos, mija— en el que se celebraría la presentación de su libro. Eran alrededor de las cuatro de la tarde. Venía acompañada de su escolta de honor: esposo y sobrinos, como toda familia típica; aunque no lo creas. En medio del revolú y el alboroto por el “arréglate el pelo”, “acomódate la ropa”, “saluda”, el “¿será por aquí?”.


Ya sabes, en medio de todo eso para que, antes de que realmente cayera en cuenta de que ya había llegado la hora cero, su estrés se elevara hasta las nubes con el “falta aquello, falta lo otro”, “me confirmó aquella, no me confirmó la otra”, “espero que lleguen alrededor de equis cantidad de invitadas”, “hay expectativas por cumplir”.


Para reforzar su ya afectado estado mental, a la administración del lugar le dio por coordinar un ensayo de boda en horas en que los preparativos de su evento estaban en todo su apogeo.


“¡A qué hora terminan!”, fue lo único que se le ocurrió preguntar a Zulmarie al mismo tiempo en que trataba de lidiar con el terrible dolor de cabeza que tienden a provocar los irónicamente llamados “pormenores”. “¿Los libros están listos?”, fue la próxima pregunta que hizo para seguir tachando pendientes de la lista. “¿Llegarán?”, esta vez se preguntó en su mente, en referencia al grupo selecto de mujeres de influencia que fue invitado para conocerla y, más importante aún, para escuchar el mensaje que quería compartirles con la finalidad de invitarlas a ser portavoces de Mujer, el lazo que nos une.


Pero si la hubieras visto…


A pesar de todo el caos del momento, ella irradiaba luz en su outfit azul.


Lo que pasó después

Como en todo evento, eventualmente al tiempo le dio prisa. Fue en ese preciso instante en que la música del talentoso El Omar comenzó a sonar; tal y como se le pidió para la ocasión: de manera agradable al oído.


Minutos después, toda la fuerza femenina se comenzó a sentir en la clásica y acogedora terraza que las invitó a todas a desconectarse del ruido de la ciudad para, en su lugar, conectarse en la cita de emprendimiento personal primero con su yo interior y luego con las mujeres que a partir de entonces las rodearían.


Más adelante, el cómplice por excelencia de la anfitriona del evento agarró el micrófono para dar formalmente inicio a la actividad. ¡Ay, mi madre! Si hubieras escuchado la voz de locutor que se gastaba…


A la intervención de Kídany Munet, así se llama el susodicho que llamó la atención de todas de una, le siguió la del esposo de la escritora. El cual habló sobre ella y su pasión por lograr todo lo que se propone. No, pues claro. Ya va el Lcdo. Rubén Ayala a decir cosas fuera de lugar para que después, cuando llegaran a su casa, a ella le diera por mandarlo por buen tiempo al “friend zone”, y tú sabes muy bien lo que esto significa en un matrimonio, o con mandarlo a dormir con Happy, la mascota de cuatro patas que, al parecer, el amigo de la familia, Melvin Quiñonez, quien también estuvo presente en el evento, se lo entregó pintado con aerosol porque, cada vez que le toca su baño rutinario, su pelaje se destiñe.


Luego, continuó la intervención de la autora acorde con el protocolo. Aclarando primero, y con algo de buen humor, que su amigo y su esposo se habían colado en la actividad que había sido pensada para la mujer, al igual que lo hicieron otros familiares y amigos cercanos, y poniendo en contexto el origen, no solo del libro, sino también del proyecto Mujer, el lazo que nos une. Un proyecto que, como te he dicho antes, promueve el mensaje de la importancia de amar a las mujeres que nos rodean como a nosotras mismas (adaptado del versículo bíblico Mt. 22:39), por un lado, para emprender desde el interior y, por el otro, para hacer posible la convivencia entre todas; y, de esta manera, juntas alcanzar el crecimiento humano óptimo. En el caso del libro, desde una experiencia ajena (la mía).


Como parte de su mensaje, aprovechó la oportunidad para agradecerle a la profesora Ivelisse Vega por los versos que gentilmente le compartió para incluirlos en la obra, a la profesora Francisca Moyet por ayudarla en el proceso de edición y a Lillianette Marrero por diseñar la portada que de inmediato la enamoró. Sobre todo, aprovechó la oportunidad que le brindó el momento para agradecerles a las tres por hacer posible que este proyecto finalmente fuera uno hecho por y para mujeres.


Su intervención en la actividad finalizó con la parte más esperada de la noche: la develación del libro Mujer, el lazo que nos une. Una develación en la que la acompañaron las mujeres de su comunidad femenina inmediata: madre, hermana y sobrina. De más está decir que fue un momento muy significativo y jodidamente emotivo para ella, el cual prosiguió con la interpretación de la canción Fuentes de Ortiz de Ed Maverick al estilo y en la voz tan dulce como atrapante de su Daiana Loren, entre otras cosas, la jovencita responsable de motivar la publicación de este libro. Te digo que a esta niña la quisiera tener ahora mismo en el “repeat” de mi Spotify. Si sigue así, mucho será lo que escucharemos de ella. Mira que te lo digo. Aunque sí, Daiana. Ya sabemos que quieres ser dermatóloga…


Nota aclaratoria

Y les aclaro a los presentes que si al tener el micrófono en manos, Zulmarie se observó desenfocada o de casualidad se percibieron nervios en su voz es que ella se dio en ese momento el permiso de desviar su atención para agradecer una vez más, pero esta vez en su corazón, que la asistencia de todas las mujeres que fueron invitadas al evento le hubiera confirmado que:


“Aun en tiempos difíciles aspirar a una mejor experiencia de vida femenina es posible”.

El saldo de la noche

La encantadora velada fue llegando a su fin con la magistral intervención a cargo de la profesora Ivelisse Vega, autora del poemario ilustrado Divagar, olvidar, amar, extrañar (disponible en Amazon.com), y la bloguera Andrea Colón, host del canal de YouTube Con Pichi en la pichi. Dos mujeres extraordinarias que compartieron su punto de vista como lectoras de la novela a la luz de la etapa de vida en la que cada una se encuentra, y que además lograron que las mujeres de la audiencia se involucraran en el interesante chachareo que, como dos buenas amigas, formaron para que la voz de ellas también fuera escuchada.


Una firma de autógrafos personalizada de una zurda a la que lo menos que le gusta es su letra —y ahora no le vayas a decir que te lo dije— se engalanó con un despliegue de sororidad mientras que una sección de fotos de la mano del talentoso JJ Photo Art, la cual puedes disfrutar en las redes sociales de Zulmarie, evidenció el momento y la recompensa que comenzó a recibir la amante de la psicología y las letras ese día cerca de las diez de la noche, por el esfuerzo que empleó al trazarse la meta de alcanzar con la publicación de su nuevo libro un propósito superior a sus intereses personales.


Y como comentó la sonriente de Karla Sustache de Somos Corp. en una de las publicaciones de la autora del libro en Instagram: “Gracias por regalarnos esta lectura a todas las mujeres”. Y a esto voy a añadirle lo siguiente: “Gracias, querida amiga, por convertirnos en su propósito”.


Misma (Mt. 22:39)


¿Qué me dices de este evento, proyecto o libro? ¿Qué te parece que nosotras seamos su propósito? Honestamente, ¿crees que esfuerzos como estos se tomen en cuenta en el mundo que hoy vivimos?


P. D. No olvides que siempre que así lo desees puedes compartir las entradas de este blog con las mujeres que te rodean, con esas que forman parte de tu comunidad femenina.

 

Algunas notas para que nos podamos entender:


1. El término en inglés “outfit” en español significa “vestimenta”.


2. La expresión “no me vengas con brincos” es lo mismo que decir “no me vengas con reclamos”.


3. La frase “hora cero” significa algo así como el momento exacto de algo.


4. El término “chachareo” en este contexto es similar a decir “habladuría”.


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