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De San Valentín, mercadotecnia y amor propio



A esta entrada del blog le llamo

DE SAN VALENTÍN, MERCADOTECNIA Y AMOR PROPIO


Nada es casualidad.


Sucede que en la última entrada al blog algo mencioné acerca del amor propio. En un paréntesis, cómo es que de la noche a la mañana pasamos de bombillitas a corazones. Del viejo gordo y barrigón al despechugao de cupido. A la vedad que, si me preguntas, diría que últimamente el tiempo anda con la prisa que ataca a uno cuando se tiene la urgencia de llegar al baño.


Vayamos al grano

El asunto es que el otro día me di la vuelta por una tienda por departamento, y, precisamente, me percaté de que ya estaba repleta de mercancía alusiva al “día del amor y la amistad”, y que, a su vez, esa mercancía solo celebraba con sus detalles al amor de pareja con el tipiquísimo “I love you”, el trillado “you and me”, el tan demandado “Mr. & Mrs.”, etcétera, etcétera, etcétera. Todo, todo lo que había, y mira que rebusqué, estaba pensado para dos que andan involucrados en sendo tostón; independientemente de los términos y las condiciones de la relación. ¡Ja, ja, ja, ja!


No sabía que la mercadotecnia del amor podía sacar lo peor de mí

Como sabrás, al percatarme, me puse problemática con la vida y presenté una reclamación mental ante el departamento de servicio al cliente de la mercadotecnia: Acaso, ¿ese es el único amor que existe? ¿Estás segura de que a las personas solo les late el corazón por quienes les mantienen en jaque lo que tienen en la entrepierna? Y qué se supone que hagan las personas que no tienen pareja en esas fechas, ¿pichearle al 14 del mes, aislarse de la humanidad, hacer como si con ellas no fuera la cosa?


No sé, es que pienso que no todos estamos en las mismas condiciones cuando se nos viene una festividad encima, y detallitos pendejos como esos lo único que hacen es darle sin piedad en la llaga de los que no se alinean a la norma en esos días. Pero, nada, que esta solo es una opinión y yo no sé un carajo de mercadotecnia.


No, no sé un carajo de mercadotecnia. ¡Es verdad! Pero sí puedo sugerirle a cupido que amplíe su mercado. Que empiece a lanzar flechazos que nos conecten con nosotras mismas. Eso necesitamos, además de cambiar el mindset pa ayer.


Cuando a la parte contraria de mí se le ocurre tener una cita atípica el día de SV

Parte de lo que he aprendido desde hace un tiempo para acá es que el amor hacia uno mismo tiene vida propia. Late. Y menudas veces, quien lo ignora, termina pagando las consecuencias; lo cual hace que convertirlo en prioridad sea cosa URGENTE para todas.


Al menos, algo de eso fue lo que me recordó la esquina vacía en la que por años mantuve recostado el espejo de bordes desgastados que adornaba a mi ahora ordenada habitación, ese día mientras me vestía con camisa, mahones y chanclas para ir de compras.


Hoy, mientras muchos se levantaban para celebrar desde temprano al amor que por cuestiones de química acapara la atención de todos, dejando a un lado los de otro tipo, yo opté por comenzar el día celebrando al que llevo dentro. Al propio. Al exclusivo. Al amor con dueño único y fijo. Y mientras me tomaba mi café en una cafetería de esas modernas con la capacidad de sentirse tan familiares que te hacen sentir como en casa, sonreía de la felicidad cada vez que recordaba todo lo hermoso que he vivido con las personas de mi entorno inmediato, como hijos, pareja, padres, amigos, desde que entendí que el amor que construye nace de uno y se extiende de múltiples maneras a quienes nos rodean, y así mismo retorna a nosotras. Y quizás ese sea su valor, y quizás a cada una nos toque descubrirlo a su tiempo.


Y sí, es cierto; a veces el amor propio está en el aire

La cita con misma, o sea, conmigo que también me llamo Misma, terminó con el último sorbo de café. Como es lo apropiado, procuré pagar la cuenta —¡Ay, déjate de eso! Ya me voy a prestar yo a irme viral en las redes por cometer una poca vergüenza valorada en unos trapos de pesos—. Antes de irme, dejé una propina considerable sobre la mesa junto con una nota que acostumbro a dejar de manera indiscriminada en lugares claves a los que voy —como invito a hacer a la mujer en el libro Mujer: El lazo que nos une—. Cuando la mesera se acercó a recoger la mesa y se dio cuenta del dinero y de la nota, se quedó mirándome embobada por la propina y a su vez curiosa por el mensaje que a leguas se notaba que había llamado su atención. En respuesta a su prolongada reacción, a mí lo único que se me ocurrió decirle sintiéndome jayadísima fue: Tranquila, hoy ando celebrando lo llena de amor que desde hace un tiempo estoy para dar.


Con una mirada y sonrisa recíproca, ambas nos dimos las gracias sin decir absolutamente nada.


Misma (Mt. 22:39)


¿Quieres contarme qué opinas acerca de la festividad de San Valentín? ¿Qué hiciste este 14 de febrero? ¿Cómo la pasaste? ¿Alguna vez se te ha ocurrido sacar tiempo de este día para celebrar el amor propio? Vamos, cuéntame sobre eso.

 

Algunas notas para que nos podamos entender:


1. La frase “sendo tostón” significa tremendo problema.


2. La palabra “pichearle” con origen en la jerga urbana quiere decir “ignorar”.


3. La frase “darle sin piedad en la llaga” se refiere a herir a alguien que ya está herido.


4. La palabra en inglés “mindset” significa mentalidad.


5. La palabra “chanclas” se utiliza en lugar de “chancletas” o “sandalias”.


6. El término “misma” se ha vuelto muy popular en países de habla hispana, se utiliza para referirse a la persona misma.


7. La palabra “pesos” realmente se refiere a dólares americanos.


8. La palabra “jayadísima” es parte de la nueva jerga adoptada por los jóvenes en países como Puerto Rico. En este contexto, se refiere a una persona que en gran medida se ha encontrado y eso la hace sentirse plena, cómoda consigo misma.

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